Graça Morais


Freixiel (Portugal) 17 de marzo de 1948

Maria da Graça Pinto de Almeida Morais nació el 17 de marzo de 1948 en el pequeño pueblo de Vieiro, en Freixiel, en la región de Trás-os-Montes, al noreste de Portugal. Era hija de Alda Pinto y Jaime Morais, la segunda de seis hijos. En 1957 y 1958 vivió en Mozambique, donde sus padres le regalaron su primera caja de acuarelas.

Asistió a escuelas en Vila Flor y Bragança antes de ingresar en la Escola Superior de Belas-Artes do Porto  en 1971, donde estudió pintura. En 1971 se casó con Jaime Silva  que estudiba el mismo curso. Se separaron en 1985, teniendo una hija.

Entre 1976 y 1979 vivió y estudió en París, con una beca de la Fundación Calouste Gulbenkian.

Envueltos en misterio y sorpresa, sus pienzos transmite al espectador, desde el acto de pintar, su memoria del mundo rural, del pueblo de Vieira en Trás-os-Montes, donde nació y creció.

Lamento da Gaivota

Además de pintar, ha creado ilustraciones para libros y paneles de azulejos en varios edificios como el Edificio Caixa Geral de Depósitos en Lisboa, la Estación de Metro de Bielorrusia en Moscú, entre otros. En 1983 representó a Portugal en la XVII Bienal de São Paulo y en 2008 se inauguró en Bragança el Centro de Arte Contemporáneo Graça Morais (CACGM), diseñado por el arquitecto Souto Moura, que tiene un núcleo de varias salas dedicadas a la obra de la artista.

Las actividades y hábitos rurales tejen las líneas intensas de sus creaciones, revelando así la realidad de la propia artista y de las personas que la rodean. Como el olivo está ligado al territorio nacional, Graça está inmersa en el ambiente y la mitología rural portuguesa, más concretamente en su tierra natal. Aquí es donde nutrió las ideas e imágenes que vemos representadas en sus obras, desde perros, gatos y cabras, hasta la violencia del hombre y la crueldad de la naturaleza.

Sin título

De forma cruda y natural, Graça expresa la otra cara de sus orígenes, dando a conocer así al ser humano, sus capacidades e historias. En los últimos años, se ha involucrado cada vez más en la violencia humana, retratando “un mundo transfigurado” lleno de guerra y otros problemas.

La vida cotidiana es el tema principal en la obra de la artista, por lo que se volvió fundamental representar las actividades de las personas que la rodean, desde el registro de la ropa, hasta el cabello, pasando por la relación misma que los individuos tienen con la tierra. La propia Graça compara el acto de creación de un artista con el cariño que las personas tienen por la tierra y por crear en ella algo que luego dará sus frutos.

Al día de hoy, Graça vive entre Lisboa, siendo una de las artistas visuales portuguesas más destacadas de la actualidad.

https://fahrenheitmagazine.com/arte/plasticas/graca-morais-arte-y-el-cruce-con-la-mitologia


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