Maria Lai nació el 27 de septiembre de 1919 en Ulassai (Italia). Cuando tenía tres años, los padres decidieron confiar su cuidado a los tíos a causa de su débil salud, y María se queda con ellos hasta los nueve años. No asistió a la escuela infantil ni primaria, y por sí sola comenzó a descubrir y aprovechar su aptitud para el dibujo.
Más tarde, en 1932, la familia decidió inscribirla en la escuela secundaria en Cagliari, descubriendo su sensibilidad artística, el valor del latín, los poemas y el valor del ritmo de las palabras que conducen al silencio. Aunque el juego del arte comenzó durante sus años en el Liceo Artístico de Roma.
Para mí, inscribirme en Roma significó alejarme de una cultura patriarcal que hacía prisioneras a las mujeres. Era consciente de que el camino del arte era también el camino de mi emancipación”,
Su historia y su persona representan un símbolo de la emancipación femenina, ya que fue capaz de transformar lo que debería haber sido lo ordinario (como el trabajo en el telar o en la cocina) en su arte, consiguiendo así escapar de un futuro que ya estaba escrito.
Sin título (2002)
Muchos otros artistas lo hicieron, pero más bien para ampliar cada vez más los límites, no solo utilizando nuevos materiales sino también símbolos y signos diferentes. Cuando terminó la guerra, regresó a Cedeña donde comenzó un período de reflexión.
Cuando regresó a Roma a finales de los años cincuenta, los frutos de su estancia en Cerdeña empezaron a aflorar con la primera serie de Telai , a la que pronto se unirían Libri Cuciti y Geografie.
A finales de los años 70, Maria Lai dio un paso más en su práctica artística, creando instalaciones al aire libre que le ofrecían una nueva plataforma para jugar con la escala y la dimensión. En el pequeño pueblo de Ulassai, fue un paso más allá y propuso una acción de arte público similar a la performance. “Una obra para los vivos, no para los muertos”, fue su respuesta y, tras un año de diálogo con los habitantes del pueblo, nació “Legarsi alla montagna , una acción potente pero sencilla que incluyó a toda la comunidad. Una obra que sigue siendo emblemática tanto por su escala y ambición como por su capacidad para integrar con éxito la naturaleza, los telares, los cuentos de hadas, los libros, las leyendas y las personas.
Ció che non so’ (Lo que no sé) (1984)
Desarrplló su práctica en solitario, desde un contexto rural aislado e inhóspito. Participó en la Bienal de Venecia en 1979 y la de São Paulo en 1981. En pleno éxito decide retirase para buscar la libertad en el paisaje rocoso, la lectura de Lorca, Pasolini o Dickinson y el folclore sardo. En 2019 el MAXXI de Roma le dedicó una gran retrospectiva.
Maria Lai falleció en Cardedu (Italia) el 16 de abril de 2013 a los 93 años de edad
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