
Raquel Mira nació en Requena (Valencia) en 1972 pronto destacó en el campo del dibujo y las expresiones artísticas y, desde su etapa escolar, nos dice que ya sabía que quería estudiar Bellas Artes. Licenciada en 1996 en la Facultad de BBAA de Valencia y tras finalizar sus estudios, comienza una etapa de intenso trabajo y numerosas exposiciones por toda la Comunidad Valenciana y otros puntos del Estado Español, tanto individuales como colectivas.
Me atrae la luz, la claridad, la rotundidad. No me gusta lo difuso ni la ambigüedad, quizás por ello, en mis obras, las figuras y los planos están muy definidos.
Pertenece a una generación de artistas involucrados en el trabajo en equipo y, al mismo tiempo que trabaja en su línea personal, comparte con otros colectivos su actividad creativa, como en ArteenRed, MAV o AVVAC.
Dispone su estudio como una auténtica galería cuando la visitan y ordena obras de pequeño y gran formato alternando las diversas series realizadas con diferentes materiales, desde el óleo y el acrílico al grafito.

Invisible man (2021)
De inmediato destaca su pulcritud, su claridad de lineas, los juegos de luces y sombras cortantes, el tratamiento plano de los fondos, la perspectiva… hablamos de movimientos, de surrealismo y minimalismo, de lo que le ha podido influir y dónde se ve reflejada; de autores como Magritte y, también, destacando la figura de Remedios Varo. Y es que uno de los objetivos de Raquel Mira, pintora, docente e incansable promotora cultural de encuentros de pintura o de charlas sobre arte, es recuperar y dar visibilidad a las mujeres artistas, condenadas a un segundo plano o al olvido.
Algunas de las obras que nos muestra han sido seleccionadas y expuestas en la recientemente celebrada Biennal de Valencia, también en el Premio Nacional de Pintura de Xàtiva y los Premios de Otoño de Chiva.
Entre sus obras de reciente elaboración, destaca el díptico «Pájaros en la cabeza” con personajes: figuras que son mitad persona, mitad árbol, sus «seres planta», con los brazos extendidos, en movimiento, de los que salen ramas y hojas, figuras en las que lleva ya casi una década de investigación y que se unen a otro mundo pictórico paralelo, el de las personas invisibles. Hombres y mujeres sin rostro en los que su invisibilidad deja paso al escenario, al fondo y al entorno, a nuevos puntos de atención y equilibrio. Es, sin duda, un lenguaje particular creado por la artista requenense, inédito y personal.

Naturaleza confinada (2021)
En mis obras hablo de la soledad del ser humano. Investigo la relación entre las personas y la botánica y van surgiendo temas concretos, como el mito de la mandrágora.
Tiene en su haber numerosas exposiciones a lo largo de la Comunidad Valenciana y en otros puntos del estado español, tanto individuales como colectivas.
Su obra en general explora la relación entre el ser humano y la naturaleza, la ecología y las cuestiones de género, desde una perspectiva que va más allá de la asociación tradicional entre mujer y naturaleza, investigando las complejas intersecciones que se producen entre ambas identidades y los debates sobre el medio ambiente.
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