Sarah Bernhardt


Henrriette Rosine Bernard, conocida en el mundo artístico como Sarah Bernhardt, nació en París el 23 de Octubre de 1844. De madre cortesana y padre desconocido, quedó desde muy pequeña a cargo de un ama de cría que se ocupó de ella hasta que a la edad de siete años su madre decidió que ingresara en un internado femenino.

Retrato de Sarah Bernhardt (Nadar 1864)

En su época estudiantil participó en obras teatrales y empezó a destacar como actriz. Pese a que su madre pretendía que siguiera sus pasos como cortesana, Sarah se negó a ello e inició su andadura como actriz a los quince años, hasta conseguir sus primeros éxitos en el 1867.

Como actriz es sabido que sus interpretaciones como “La dama de las camelias” de Alejandro Dumas, o su papel en “Ruy Blas” en la tragedia de Victor Hugo fueron sublimes.

Su profesión y carácter temperamental la llevaron a rodearse de muy diversas personalidades de la época, el ilustrador Gustave Doré, la pintora Louise Abbéma o el mismo Alphonse Mucha que la inmortalizó en algunos de sus carteles para sus obras. Probablemente sintió la necesidad de canalizar su creatividad en diversas artes además de cómo actriz, y se dedicó a la escritura, pintura y escultura, algo que no mucha gente conoce.

Después de la tempestad (1876)

Colección National Museum of Women in the Arts NMWA, Washington D.C.

Su pasión por la escultura parece que fue más intensa. Su profesor fue Mathieu-Meusnier, cuya especialidad era la ejecución de obras monumentales y de carácter sentimental. Pronto aprendió las técnicas y expuso en certámenes y galerías, sus obras alcanzaron notoriedad y se vendían a precios elevados.

La prensa de su época la atacó por llevar a cabo una actividad inapropiada para una actriz, y el mismo Rodin las tildó de anticuadas. Pero eso no fue un impedimento para que Sarah Bernhardt siguiera con su cometido de seguir realizando obras, bustos, grupos escultóricos y bajos relieves, en mármol y en bronce fueron sus producciones. El mismo Emile Zola la defendió pidiendo que la dejaran en paz y que pudiese manifestar su gran talento.

En 1876 recibió la medalla de plata en el Salón de Paris, por el grupo escultórico “Después de la tempestad”. La obra describe a una mujer bretona sosteniendo el cuerpo sin vida de su hijo, atrapado entre las redes de pescador.

Una obra muy naturalista y de gran calidad que recuerda “La piedad” de Miguel Ángel y que actualmente se encuentra en el National Museum of Women in he Arts en Washington DC. La propia Sarah Bernhardt firmó la autorización para que se pudieran efectuar diversas reproducciones en miniatura.

Otra obra de la artista es un pequeño busto en mármol, homenaje a su esposo fallecido por ingerir exceso de drogas, el actor Jacques Damala. Bernhardt nos muestra a Damala como durmiendo en su cama, aunque la sábana que lo cubre puede ser interpretada como la mortaja y las flores cortadas se marchitan sobre una losa de mármol a modo de lápida.

La muerte de Ofelia (1880) 

Una de las obras más bellas y celebradas de la artista, es sin duda “La Muerte de Ophelia”, un bajo relieve en mármol que fue subastado y vendido en Sotheby’s en el 2017 por un precio muy elevado. Una vez más realizaba una obra inspirada en una obra teatral, el famoso personaje de Ofelia de “Hamlet” de William Shakespeare. Viendo esta obra nadie duda de su gran talento como escultora, una obra equilibrada, sensual y de una gran calidad en su ejecución.

Existen documentadas unas 50 obras de Sarah Bernhardt, aunque en la actualidad únicamente se tiene constancia de la existencia de 25 de ellas, diseminadas entre colecciones particulares y museos.

La vida de Sarah Bernhardt fue intensa y ante todo al margen de convencionalismos y estereotipos. Una mujer libre, con carácter y habituada a seguir sus instintos sin importarle lo que de ella se pudiera decir. Una mujer llena de talento y creatividad, talento que supo expresar de muy diversas formas y que por fortuna ha llegado hasta nuestros días y podemos aún disfrutar de su legado contemplando estas magnificas esculturas.


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